Idan es un niño de 11 años procedente de la zona montañosa de Tanzania. Hasta hace un año era un niño sano, como cualquier otro, pero un fatídico día jugando al futbol en la escuela, una serpiente le mordió y, fruto de ese incidente, sus dos piernas fueron amputadas. En estas circunstancias tan adversas, su padre le abandonó dejándolo al cuidado de su madre.

Gracias a la búsqueda y detección de este tipo de casos de discapacidad física y psíquica, que llevan a cabo los trabajadores sociales del proyecto Farmasol Tanzania, ha sido posible que Idan viva en una escuela de educación especial en la capital. Esta circunstancia le permite, no solo recibir una educación, sino poder hacer uso de la silla de ruedas que le hemos facilitado, y recuperar así, cierta independencia y movilidad, que no era posible viviendo en la región montañosa.