Cada 15 de octubre, desde 2007, se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural, una fecha clave para reconocer el invaluable papel de las mujeres en el desarrollo agrícola y rural, así como en la erradicación de la pobreza y la mejora de la seguridad alimentaria. Este día resalta la importancia de las mujeres rurales como motor fundamental para lograr la igualdad de género y su fortalecimiento, esenciales en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza extrema.
Las mujeres rurales desempeñan un rol crucial en la sostenibilidad de sus comunidades y economías locales. A pesar de las barreras que enfrentan, como el acceso limitado a recursos productivos, educación y financiamiento, son agentes de cambio que impulsan el crecimiento agrícola y el bienestar de sus familias.
Desde la Fundación, trabajamos activamente para fortalecer a estas mujeres a través de programas de formación agrícola en países como Uganda, Etiopía, Kenia, Tanzania, Haití y Nicaragua. Nuestra labor se enfoca en proporcionar conocimientos para optimizar cultivos, gestionar semillas, mejorar la cría de animales y garantizar el acceso al agua, entre otros recursos esenciales. Este apoyo, dirigido principalmente a mujeres cabezas de familia, busca fomentar su liderazgo como motor de cambio y desarrollo en sus comunidades.